Historias para armar la Historia
Ramsés Ancira
Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que en México aspirábamos a un sistema de salud como en Dinamarca, estaba muy lejos de lograr que sus deseos se hicieran realidad; sin embargo, la excelencia de la vacunación contra el COVID en la Ciudad de México, coordinada por la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum Pardo, no tiene nada que envidiarle a la de ningún país del mundo.
En las antípodas, la selección de candidaturas a diversos puestos de representación popular en el Partido Morena, presidido por Mario Delgado, tiene las características de lo peor de los tiempos del Partido Revolucionario Internacional y se asemeja más a la de gobiernos autoritarios como el de Myanmar. La única diferencia es que aquí, en contraste con el país asiático, no se requiere de golpes de estado militares, en México la selección de nuestros futuros gobernantes, se hace pasar como resultado de inexistentes encuestas y sorteos.
Los sorteos en política se llaman insaculación, que literalmente significa sacar de un saco los nombres de quienes quedarán como candidatos. El método era usado en Grecia desde aproximadamente cuatro siglos antes de Cristo.
Como Mario Delgado estudió política en el ITAM y con la secta Nxivm, vamos a ilustrarlo un poco por cortesía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La aristocracia gobernaba Grecia hasta que alrededor del año 460 las reformas de Pericles y Efialtes, ordenaron crear una Asamblea integrada por 500 hombres de todas las clases sociales, mayores de 20 años. No era un sistema perfecto, porque no podían participar mujeres, ni esclavos, ni extranjeros, pero al menos todos los inscritos podían votar sin distinción de clases sociales ni recursos económicos.
Quienes se negaban a participar en la Asamblea (Eklessia), eran llamados en griego con una palabra que se podría traducir como “de la iniciativa privada”, o “ciudadanos privados”, esto es, gente que se dedicaba solo a sus propios asuntos y no a los de la comunidad. Muy probablemente el lector se va a sorprender, pero le podemos asegurar que lo hemos verificado y lo invitamos a hacerlo también, la palabra griega para denominar a quienes solo se ocupaban de sus propios asuntos era “idiotai” (https://www.delcastellano.com/etimologia-idiota/)
Bueno, regresando a nuestro tiempo y circunstancia, resulta que la Convocatoria de Morena establece que como eran tiempos de pandemia, podían inscribirse todos los candidatos que lo desearan y a todos se les brindaría la misma oportunidad.
El Tribunal Federal Electoral determinó por su parte que en las listas de hasta 10 plurinominales, por cada distrito electoral, debería incluirse paritariamente a hombres y mujeres, así como a representantes de diversas minorías: discapacitados, integrantes de comunidades indígenas, migrantes, personas con diversas orientaciones sexuales, y en su caso, afromexicanos.
Resulta que, en distintas entidades del país, al cerrar el periodo interno de registro de Morena, sólo se había registrado, por ejemplo, un candidato a presidente municipal, o a diputado federal migrante, o un integrante de alguna minoría, ya sea discapacitado o persona de la tercera edad.
Lógico, si en un saco aparece un solo nombre, automáticamente este debería ser el candidato, a menos que se tratara de una persona que hubiera cometido una falta grave, o mentido en su afiliación, lo que ameritaría sustituirlo.
Pero resulta que, en vez de eso, los que supuestamente salieron electos, ni siquiera cumplieron con el compromiso de inscribirse en el proceso interno de Morena, por lo tanto, sus nombres no podían estar en el saco, ni ser insaculados. O para decirlo más claramente: se sacaron la lotería sin comprar boleto o, en otra forma de expresarlo, los eligieron sin ser elegibles.
Si ese fue el método, lo menos que deberíamos haber esperado es que como en cualquier sorteo, la Lotería Nacional, por ejemplo, un notario hubiera certificado que a la dichosa bolsita entraran única y exclusivamente todos los nombres de quienes se inscribieron en tiempo y forma.
En consecuencia, desde Chicago, Nueva York, Texas y California, entre otros estados de la Unión Americana, están llegando impugnaciones, al menos por parte de los candidatos a diputados migrantes, quienes consideran que el concepto de la democracia que aplica Morena es completamente falso, lo que deja muy mal en Estados Unidos la imagen del que es hoy el partido mayoritario mexicano.
Morena discriminó a los discapacitados, a los indígenas, a los afromexicanos, a las personas de la tercera edad y a las minorías sexuales que se inscribieron como precandidatos. No optaron por las personas inscritas, y en consecuencia cuyos nombres deberían estar en “los sacos”. Los seleccionaron por dedazo o con base en sus relaciones con la cúpula de Morena.
Lo que son las cosas, todo lo contrario de lo ocurrido en los centros de vacunación contra el COVID en la Ciudad de México:
“¿Fíjese que no quiero entregar mi credencial de elector, pero traigo la del INSEN?
— No hay problema.
“Señor mi apellido empieza con G y me toca hasta mañana, pero como el de mi esposa empieza con A, ¿quisiera ver si me pueden vacunar desde hoy para no venir dos veces? — Yo, creo que sí, pero déjeme preguntar…sí señor, adelante
“Perdóneme, aquí traigo mi comprobante de domicilio, pero no sabía que tenía que imprimir también el CURP y confundí mi licencia de manejo con la credencial de elector”.
— No se preocupe, aquí también podemos cotejar su CURP.
“Para salir me piden el comprobante de vacunación, pero mi esposa se adelantó y se lo llevó”. El guardia mira el “masking” que me pegué en la camiseta y en el que escribí dos números de teléfonos, para el caso de que tuviera una reacción alérgica y tuvieran que comunicarse con familiares.
— Ah, sí, ya se quién es usted, pase y que tenga buen día.
“Señorita ya esperé 15 minutos y me siento bien, pero necesito ir al baño”.
— Permítame, tienen que acompañarla por si se siente débil, apóyese en mi compañera para que vaya con usted.
Y estos son sólo fragmentos de lo que pasó al interior de la Universidad de la Policía de la Ciudad de México. Un kilómetro antes de llegar al acceso, una persona se acercaba a preguntarle a los automovilistas si traían a una persona en silla de ruedas, andadera o con dificultad para caminar. Si este era el caso les permitían estacionarse gratuitamente en un inmueble de la Comisión Federal de Electricidad y llamaban a un joven para llevar a la persona con discapacidad en una silla especial, el resto del camino.
Tras la aplicación de la vacuna, las personas debían esperar junto a la doctora, mientras se vacunaban cuatro más. Esto era la primera precaución para que no se presentara una reacción anafiláctica, pero además permitía ver que, en efecto, cada jeringa se llenara con el contenido de una ampolleta debidamente etiquetada.
Tras esa ronda ocupaban otras dos filas de sillas para que la gente se mantuviera en observación 30 minutos más. Faltando cinco minutos y para que la gente no se desesperara, otro joven pasaba con un cartel anunciando que ya faltaba poco para que nos dejaran ir.
Mientras tanto, otros jóvenes repartían bolsas con una botella de agua, un chocolate y una manzana.
Antes de salir del inmueble, por lo menos un policía uniformado y un cadete preguntaban como nos sentíamos y si nos habían atendido bien.
Tanta gentileza y cortesía no fueron casuales, miles de jóvenes y profesionistas recibieron capacitación para darnos un servicio de vacunación y una atención inmejorable en cualquier país del mundo en que se quiera pensar.
Todos los médicos del planeta saben que una atención cordial y empática produce resultados sorprendentemente favorables en los pacientes, ante la tensión que produce cualquier intervención médica. Si es el caso, en la Ciudad de México veremos bajar drásticamente la mortalidad por COVID.
Así, la capital de la República, tan cerca de Canadá o Dinamarca en lo que a la vacunación por Covid se refiere, y tan cerca de Mianmar, en lo que toca a violencia política, incluso de los partidos que se supone son más cercanos al ideal de democracia.
Bitácora Suplementaria:
La gobernadora de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum dio a conocer la noche del 31 de marzo los siguientes datos: De marzo 2019 a 2021, se redujo: 50% el total de delitos de alto impacto; 46% en víctimas de homicidio doloso; 56% en robo de vehículo con violencia; 30% en robo a casa habitación con violencia; 76% en robo a bordo de metro y 43% en robo a cuentahabiente.
Comentários